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kintsugi I
Gres, porcelana, óxido de cobre, ceniza fundida y oro.
Torneado. Cocción con leña.
23cm x 16cm

«Aquí no importa tanto lo que el entendimiento capta, sino lo que el sentimiento siente»
Immanuel Kant: Observaciones acerca del sentimiento de lo bello y de lo sublime (1764)

Piezas cocidas en horno de leña durante días y noches, que se han roto durante la cocción, por un impacto o por alguno de los muchos azares en los que la vida golpea.
Los fragmentos se han guardado durante años debido a su belleza intrínseca. Ahora, con el kintsugi, renacen a una vida enriquecida por las cicatrices de su pasado, que se convierten en fuentes, en ríos, en paisajes de oro que tienen sentido por sí mismos, y en el contexto de la pieza que los recoge.

kintsugi II
Gres, porcelana, ceniza fundida y oro.
Torneado. Cocción con leña.
22cm x 13cm

kintsugi III
Gres, porcelana, ceniza fundida y oro.
Modelado. Cocción con leña.
12cm x 12cm

Apenas perceptibles, sutiles, indeterminadas, grietas antiguas, inacabadas o expuestas. Cada golpe de vida se manifiesta de una forma totalmente única. A través del kintsugi, las piezas se expresan en aquello que tienen de bello y distintivo, y nos apelan a todos y cada uno de nosotros.

kintsugi IV
Gres, porcelana, ceniza fundida y oro.
Torneado. Cocción con leña.
36cm x 31cm

Las cicatrices visibles de las piezas les confieren fuerza y una belleza trascendente: una sensibilidad estética muy propia de la tradición oriental, cuya mirada descubre cualidades profundas y conmovedoras en lo que en Occidente se consideran defectos, signos de envejecimiento, manchas o imperfecciones.

Con una gruesa pared de porcelana, esta pieza se agrietó y deformó durante la cocción. Era la segunda vez que entraba en el horno de leña y no resistió las altas temperaturas sostenidas durante horas. El paso de la llama fue transformándola sin llegar a romperla. El desgarro se convirtió en el elemento central de la metamorfosis del objeto: de un bello jarrón de porcelana a una pieza con múltiples interpretaciones poéticas.

«La noche es sublime, el día es bello.»
Immanuel Kant, op.cit

kintsugi V
Porcelana, ceniza fundida y oro.
Modelado. Dos cocciones con leña.
38cm x 25cm

kintsugi VI
Arcilla salvaje, gres, porcelana, ceniza fundida y oro.
Torneado. Cocción con leña.
46cm x 18cm

«La belleza con un significado implícito no es esa belleza que el creador muestra al observador, sino la que promueve la expresión de la belleza interior de quien admira la obra. En este sentido, es aquella que convierte al observador en artista.»
El artesano desconocido
Sõetsu Yanagi (1889-1961)

kintsugi VII
Gres, porcelana, ceniza fundida, óxido de cobre y oro.
Torneado. Cocción con leña.
25cm x 12cm

«Lo sublime conmueve, lo bello encanta.»
Immanuel Kant, op.cit.

Existe un delicado equilibrio entre las cualidades inmateriales y materiales de las piezas reparadas con kintsugi: es imposible separar su aspecto visual de la resonancia emocional que proyectan. No volverán a ser lo que fueron, pero su sentido es ahora profundo como nunca lo fue.

La pasión causada por lo grande y lo sublime en la naturaleza, cuando aquellas causas operan más poderosamente, es el asombro; y el asombro es ese estado del alma, en el que todos sus movimientos se suspenden con cierto grado de horror. En este caso, la mente está tan llena de su objeto, que no puede reparar en ninguno más, ni en consecuencia razonar sobre el objeto que la absorbe. De ahí nace el gran poder de lo sublime, que, lejos de ser producido por nuestros razonamientos, los anticipa y nos arrebata mediante una fuerza irresistible.

Edmund Burke: Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello (1757)

kintsugi VIII
Gres, porcelana, ceniza fundida y oro.
Torneado. Cocción con leña.
70cm x 44cm

kintsugi K.IX
Gres, porcelana, ceniza fundida y oro.
Modelado. Cocción con leña.
12cm x 14cm

El kintsugi se popularizó en Japón en el siglo XVI, junto con el desarrollo de los principios estéticos del wabi sabi y el wabi cha, vinculados a la ceremonia del té. Durante este período, se confería gran importancia al tipo de recipiente para tomar el té, que tenía que ser simple, humilde y mostrar cualidades de profunda significación.

Convertir la desgracia en ventura, en armonía, en magnificencia. La pieza reparada transmite la poética del paso del tiempo y las vicisitudes de la vida. El kintsugi es a la vez la promesa de un futuro más rico, más complejo, más bello: el pasado nunca podrá ser tan hermoso.

kintsugi X
Porcelana, hierro y oro.
Modelado. Cocción de gas.
Alt. 65cm

kintsugi XI
Gres, porcelana, ceniza fundida y oro.
Torneado. Cocción con leña.
64cm x 48cm

La cocción con leña a menudo deforma las piezas, reblandecidas por el exceso de calor. O las agrieta, las rompe, las transforma. Esta pieza se rompió durante la cocción, y cada parte fue torsionándose de forma distinta, hasta llegar a un encaje aparentemente imposible.

Una pieza de kintsugi es un maestro mudo: en los momentos difíciles nos recuerda la belleza de la vida, y durante el camino llano nos habla de la impermanencia de ese estado y de la existencia de lo sublime.

kintsugi XII
Gres, porcelana, ceniza fundida y oro.
Torneado y modelado. Cocción con leña.
52cm x 19cm

kintsugi XIII
Gres, porcelana, ceniza fundida y oro.
Torneado y modelado. Cocción con leña.
34cm x 40cm

La concha es uno de los elementos visuales más reconocibles de la cocción con leña. Utilizada para evitar que las piezas queden pegadas por la ceniza fundida, marcan los puntos de apoyo y a menudo se convierten en el centro del paisaje que el fuego dibuja en la superficie. La materia se desintegra, pero la ceniza fosiliza su silueta. Utilizarla como elemento de kintsugi enfatiza el valor de ese proceso de cocción extremo.

Nada es para siempre, y eso era un valor reverenciado en el antiguo Japón: una flor era exquisita porque no tardaría en marchitarse, una mujer era sublime porque su belleza se difuminaría. Los japoneses admiraban la gloria del paso del tiempo. Así mismo, el hecho de que una pieza de cerámica fuera frágil, la hacía aún más preciosa.

«Lo más valioso de la vida es su incertidumbre.»
Yoshida Kenko (1283-1340)

kintsugi XIV
Gres, porcelana, ceniza fundida y oro.
Torneado. Cocción con leña.
52cm x 39cm

kintsugi XV
Porcelana, ceniza fundida, hierro y oro.
Modelado. Cocción con leña.
64cm x 40cm

Aprendí kintsugi en Osaka en 2012, en un pequeño taller, junto a un maestro tradicional de las artes de la laca. Comprendí que el kintsugi es mucho más de lo que vemos: es un arte íntimo, evolutivo, cargado de metáforas insoslayables. Un renacimiento que convierte un objeto en un icono que aúna ruptura y continuidad, fragilidad y resiliencia.

«Lo sublime de verdad eleva nuestra alma, como si fuera algo instintivo, y exultante de dignidad.»
Longino (siglo I): De lo sublime

El kintsugi convierte piezas de cerámica en metáforas que traspasan la frontera de lo bello para entrar en el territorio de lo sublime: trascendente, conmovedor, con un sentido profundo más allá de lo inmanente del material y su forma.

kintsugi XVI
Gres, porcelana, ceniza fundida y oro.
Torneado. Cocción con leña.
31cm x 32cm

Caterina Roma © 2024